Ruta en coche por el sureste de Gran Canaria

Desde un mar de dunas hasta un típico caserío

La ruta que se propone parte de Maspalomas, punto turístico de referencia por su clima y sus playas. Desde el imponente faro se llega al espacio natural de las dunas de Maspalomas, 400 hectáreas de olas de arena con oasis incluido: un charca y un palmeral. Desde aquí nos adentramos por el barranco de Fataga hasta el caserío de mismo nombre; un enclave rural que guarda la esencia de la isla en sus casitas y cultivos. Antes una visita a un yacimiento arqueológico de gran valor.

Pueblos alejados de los núcleos turísticos

La carretera nos adentra en la zona de Las Tirajanas. En ella encontramos dos pueblos señeros del sureste grancanario: San Bartolomé y Santa Lucía. Ambos poseen cascos históricos de interés y un bonito paisaje agrícola. ¡y a sólo unos kilómetros de Maspalomas!. Descendiendo se llega a Agüimes, con un casco histórico de los mejores conservados de la isla. Termina la ruta en el hermoso barranco de Guayadeque.

Max alitude
-
Route km
80
Estimated time
3h
Localidad
Maspalomas

TENERIFE

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GRAN CANARIA

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FUERTEVENTURA

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LANZAROTE

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LA GRACIOSA

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LA GOMERA

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LA PALMA

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EL HIERRO

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Maspalomas Sureste
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Maspalomas Sureste

El núcleo turístico por excelencia de Gran Canaria

Comienza la ruta por el sureste de Gran Canaria en el núcleo turístico por excelencia de la isla: Maspalomas, unas de las franjas costeras más visitadas de Europa. Se pueda tomar como referencia para iniciar el paseo a pie por este enclave marcado por el sol, el mar y la temperatura agradable, el faro de Maspalomas. Desde su inmensa altura -mide 55 metros- otea el ir y venir de turistas atraídos por la cantidad de horas de sol de la zona, de sus kilométricas playas de arena rubia y de su amplia oferta hotelera e infraestructura turística complementaria. Este faro de erigió en la segunda mitad del siglo XIX en medio de un arenal inhóspito y deshabitado. Hoy, en pleno siglo XXI las cosas han cambiado mucho, y esos arenales solitarios se llenan de gentes venidas de todo el mundo en busca de la energía de uno de los mejores climas del mundo. Esta construcción se encuentra al inicio de un concurrido paseo marítimo paralelo a la línea de playa en la que encontrar tiendas, restaurantes, bares,...el lugar idóneo para tomarse un aperitivo antes de seguir la ruta propuesta.

Caminando por el paseo marítimo desconsuela el atrayente colchón de arena amarilla y el manto azul del Atlántico de la playa de Maspalomas, pero ya habrá tiempo de volver y descansar bajo la suave luz del sol... si se continúa por el paseo de llega a un espacio natural protegido espectacular: la Reserva Natural Especial de las Dunas de Maspalomas. Este enclava natural que parece sacado del desierto sahariano consta de tres espacios bien diferenciados. Primero nos encontramos con el palmeral y la charca, ecosistemas llenos de vida y de riqueza botánica y faunística de gran relevancia. Palmeas canarias y datileras rodean una charca , un oasis en el extremo de un mar de olas de arenas de más de 400 hectáreas. La Reserva Natural de las Dunas es, sin duda, un espacio natural único en el archipiélago. Tras la visita a Maspalomas y sus encantos turísticos y naturales comienza la aventura de adentrarse el sureste de la isla. El coche arranca y toma la carretera regional GC 520 que nos llevará a la siguiente parada. Hay que estar preparado para las sorpresas.

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Necrópolis de Arteara
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Necrópolis de Arteara

Lugar de culto funerario para los aborígenes canarios

La carretera sigue el curso del barranco de Fataga y antes de llegar al pueblo de Arteara, se debe detener el coche en este yacimiento, el mayor cementerio de los antiguos canarios. Para que la visita sea más cómoda y didáctica se ha convertido el lugar en un parque arqueológico en el que el visitante podrá descubrir los secretos de la antigua cultura aborigen de Gran Canaria. La necrópolis ocupa una extensión de unos dos kilómetros cuadrados en los que apreciar formas de enterramiento del pasado de la isla. Está integrado por casi un millar de estructuras sepulcrales entre las que destacan los enterramientos tumulares. Estos consisten en una especie de cripta de piedra seca que se culmina con un torreón que la cubre. Según las investigaciones era frecuente la deposición de un sólo cadáver en cada una de estas estructuras. Una de las más interesantes es la conocida como “Túmulo del Rey” en cuyo interior se documentó la presencia de restos de un varón amortajado con materiales vegetales. Y es que, al igual que los antiguos egipcios, los aborígenes de las Islas Canarias utilizaban técnicas de embalsamamiento y amortajado de los cadáveres, lo que ha hecho posible que en muchos museos de las islas se conserven momias. Una vez visitado este trozo de prehistoria canaria continuamos la ruta por la misma carretera GC 520 hasta un caserío que rezuma esencia rural en cada uno de sus rincones.

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Caserío de Fataga
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Caserío de Fataga

Donde la historia se detiene

A poco menos de media hora desde Maspalomas se halla el caserío de Fataga, donde parece que sus pequeñas calles y sus casas en las que destacan la piedra, el blanco y la teja roja nos transportan a otra época. Un contraste total con la cercana zona turística. Sus patios se adornan con mimo al igual que sus fachadas, llena de macetas de flores de vivos colores. Aquí el reloj es el que la naturaleza lleva en su muñeca; aquí no valen las prisas, por lo que demorarse entre sus callejas pavimentadas de piedra y sus rincones, paseando con tranquilidad es la mejor forma de conocer Fataga. Enclavado en el valle del mismo nombre, está rodeado de paredes escarpadas y de los palmerales mejor conservados de Gran Canaria, no en vano se conoce al lugar como el valle de las mil palmeras, reducto de lo que fueron los palmerales que cubrían las zonas de medianías de la isla. El caserío se asienta sobre un risco y domina todo el barranco. Los elementos arquitectónicos más destacables son la iglesia de San José, construida por los propios vecinos en el siglo XIX y su recientemente restaurado molino de agua, una joya cultural que habla de la importancia del cultivo del cereal en la zona. Y por supuesto, destacan los maravillosamente conservados balcones de madera, tan típicos de la arquitectura popular. Si se va con tiempo, se puede recorrer Fataga a lomos de camello, pero el paseo a pie será suficiente para que en la memoria quede fijada la estampa de este singular caserío.

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San Bartolomé de Tirajana
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San Bartolomé de Tirajana

La antigua y prehispánica aldea de Tunte

La siguiente parada es la capital del municipio del cual el visitante no ha salido: San Bartolomé de Tirajana. La antigua aldea prehispánica de Tunte, a la que hoy en día se le sigue designando con el mismo nombre, mantiene el sabor de los pueblos del interior de Gran Canaria. Como testigo de ese antiguo pasado aborigen queda aún una casa de los antiguos canarios. El pueblo se sitúa en pleno centro de la caldera de Tirajana, lo que le hace ser punto de encuentro de las rutas que unen el sureste con el norte de la isla de Gran Canaria. Existe un pequeño mirador que se asoma a esta caldera y desde el cual de observan las terrazas donde se cultivan todo tipo de verduras y frutas y entre los que sobresalen pequeñas casetas donde guardar los aperos y los aljibes blancos que recogen el agua. En medio de ese paisaje agrícola se elevan palmeras como verdes surtidores, higueras y otros árboles frutales. El paisaje semidesértico, de profundos barrancos y laderas se ve salpicado de pequeños oasis de verdor. La villa de San Bartolomé de Tirajana o Tunte es un pueblo de estrechos callejones y empinadas calles que se abren en coquetas plazas escondidas donde sentarse a sentir el silencio. Posee rincones de gran interés patrimonial como la fachada del cementerio, monumento histórico o la iglesia de San Bartolomé en la que se puede admirar en su interior un hermoso artesonado de madera. Existen varios restaurantes en la zona, y ya que se está a mitad de la ruta no es mal lugar para una larga parada en la que reponer fuerzas para el resto del camino.

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Santa Lucía de Tirajana
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Santa Lucía de Tirajana

Pueblo pequeño y bonito

A partir de San Bartolomé de Tirajana se coge la carretera principal C 815 que lleva a la siguiente parada: el pueblo de Santa Lucía de Tirajana. Situado también en las cumbres de la caldera de Tirajana posee un poblamiento escaso, dedicados sus habitantes a las labores agrícolas. En la misma plaza del pueblo de levanta la iglesia de Santa Lucía, de principios del siglo XX y que destaca por su cúpula blanca. Es una de las visitas más recomendadas del pueblo y buen comienzo para esta parada por un pequeño pueblo que ha sabido mantener su esencia. Otra de las visitas recomendadas es el Museo Castillo de La Fortaleza, localizado en el mismo casco de Santa Lucía, pues contiene un alto valor histórico y cultural. En él se exponen piezas halladas en los yacimientos arqueológicos de la zona. También posee una muestra de elementos de la cultura popular grancanaria y en sus alrededores se puede disfrutar de un jardín con especies autóctonas y frutales de diferentes procedencia. Tras la visita al museo se puede dar un paseo por las calles del casco histórico apreciando lo cuidado que está y adquirir en alguna de sus tiendas unas aceitunas aliñadas para ir degustando mientras se sigue camino.

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Presa de La Sorrueda y Fortaleza de Ansite
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Presa de La Sorrueda y Fortaleza de Ansite

Paisajes únicos y leyendas aborígenes

Antes de tomar el desvío hacia la carretera regional que nos llevará al último punto de la ruta hay que acercarse, a través de la GC-651, a un lugar de un encanto irresistible: la presa de la Sorrueda. Un oasis en medio del barranco de Tirajana de gran importancia paisajística. El lado oeste de este barranco se encuentra dentro de la Reserva Mundial de la Biosfera de Gran Canaria. En las inmediaciones de la presa se halla uno de los palmerales más bellos y extensos de Gran Canaria, el palmeral de la Sorrueda. Existe un mirador, llamado así, de la Sorrueda, con vistas espectaculares del entorno: la presa, como un lago en medio de palmeras y pequeñas casitas campesinas desperdigadas. Como dato curioso, señalar que el muro de contención no es de hormigón sino de arcilla prensada recubierta de tierra,arena y piedra

Cerca de la presa de la Sorrueda se puede admirar la fortaleza de Ansite, macizo natural donde se refugiaron los aborígenes que se resistieron a la conquista de la isla. Cuenta la leyenda que los resistentes cansados por el asedio acaban rindiéndose salvo el líder guerrero Bentejuí que antes de ser apresado saltó al vacío gritando “¡ Atis Tirma”! ( traducible como “bendita mi tierra” o “ a ti, tierra”). Fuera de la leyenda, la ciencia arqueológica ha descubierto numerosos yacimientos por lo que el lugar no solo tiene importancia natural sino histórica.

 

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Temisas
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Temisas

Caserío Canario Representativo

Volviendo de nuevo a la carretera principal la ruta se dirige al siguiente punto de la ruta, el caserío de Temisas. Este es un pequeño conjunto rural dentro del valle del mismo nombre, muy cercano al casco urbano de la Villa de Agüimes, próxima parada de la ruta. Está conformado a su vez por tres pequeños núcleos poblacionales que juntos forman el pago de Temisas. Este conocido caserío se caracteriza por mantener una arquitectura popular doméstica, de edificios bajos, muros de mampostería blanqueados con yeso o cal y cubiertos con tejas árabes con techos a dos o cuatro aguas. Temisas posee un interesante patrimonio histórico que le ha valido el título de Caserío Canario Representativo, otorgado por el Gobierno de Canarias.

Pero no sólo sus coquetas casas enjalbegadas hacen de Temisas un caserío de agradable visita. El paisaje que lo rodea es también de gran interés donde prolifera la endémica palmera canaria. Hablar de Temisas es también hablar de sus olivares, casi únicos en Gran Canaria, y de los cuales de obtiene un excelente aceite de oliva. El caserío cuenta con molinos de aceituna del siglo XVI y en la actualidad muchos olivareros acuden a la almazara municipal para fabricar el singular aceite de oliva virgen “Caserío de Temisas”.

 

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Agüimes
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Agüimes

Un bonito casco histórico

Bajando de Temisas se encuentra Agüimes. Pasear por su casco urbano es toda una delicia ya que posee un gran valor como conjunto histórico y artístico. Este fue fundado a finales del siglo XV siendo uno de los más antiguos de las Islas Canarias y de los que mejor se conservan. Da la sensación al caminar por sus calles que el tiempo ha retrocedido unos cuantos siglos. La visita puede comenzar por la iglesia parroquial de San Sebastián levantado en piedra y con una fachada de estilo neoclásico. Ha sido declarado Bien de Interés Cultural. En frente se halla la Plaza de Nuestra Señora del Rosario, rodeada de una notable muestra de la arquitectura tradicional canaria de casas bajas de mampostería y fachadas de vivos colores. En el mismo centro del casco histórico, en la popular plaza de San Antón, se encuentra el Centro de Interpretación del Casco Histórico de Agüimes. Da a conocer los valores patrimoniales, la historia y la vida cotidiana de este pueblo. En sus diferentes salas, el visitante puede ver como se fue configurando el entramado urbano de Agüimes. En este mismo centro se encuentra la Oficina de Información Turística en la que se ofrece información turística local e insular en varios idiomas, folletos y visitas guiadas para grupos previa solicitud.En el interior del casco nos encontramos con edificios y rincones de un irresistible encanto. Por ejemplo, la “casa de los camellos”, hoy reconvertida en hotel rural y que muestra en su arquitectura de piedra y cantería el poder la burguesía agrícola como refleja el arco del gótico tardío en su fachada. Aún conserva la alta puerta por la que entraban los dromedarios tras ser utilizados para las tareas del campo. Actualmente, una escultura de un dromedario recuerda la importancia de estos animales para las labores agrícolas. Siguiendo por la calle el Progreso se encuentra el Palacio Episcopal y el parque de los moros. Un rincón ideal para tomar un descanso es la plazoleta Orlando Hernández en la que dejarnos arrullar por los sonidos que emanan del Monumento a la Música. Siguiendo el recorrido se llega a barrio de Santo Domingo, origen del casco histórico. En él se halla un mirador con una impresionante vista del último punto de la ruta: el barranco de Guayadeque.

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Guayadeque
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Guayadeque

El bonito paisaje de Gran Canaria

Tomando un desvío de de la carretera C 816 que sale de Agüimes con dirección a Ingenio se toma el desvío que lleva al barranco de Guayadeque. Uno de los monumentos naturales más hermosos de la isla de Gran Canaria e incluso de todas las Isla Canarias. Es la la vez un bello paraje y un rincón lleno de yacimientos arqueológicos de los más importantes de las islas tal como lo avalan las numerosas investigaciones en él realizadas. Este era un asentamiento de numerosos aborígenes canarios y se han hallado momias, restos de vasijas de barro y otros enseres que lo atestiguan. Un tesoro natural a escasos kilómetros de las mejores playa del sureste de la isla cuya naturaleza cautivará al visitante que viajará al pasado prehispánico de la isla. De todo esto y de la riqueza paisajística y ecológica trata el Centro de Interpretación Barranco de Guayadeque, situado en el inicio de la entrada al paraje. Se trata de un recinto excavado en la piedra imitando el habitat troglodita de los antiguos pobladores de la isla. En su interior se traza la historia del lugar desde su características ambientales, donde la erosión y el tiempo dieron forma al lugar, hasta los usos actuales del barranco, pasando por supuesto por la prehistoria de Guayadeque. El museo cierra los lunes. Una vez finalizada la visita se puede acceder en coche hasta el interior del barranco y descubrir como en la actualidad se siguen utilizando las casas-cueva como viviendas o degustar la gastronomía local en los restarurantes-cueva que se encuentran a lo largo del recorrido. Y aquí, en este lugar natural de sobrecogedora belleza finaliza la ruta por el sureste de Gran Canaria, desde las dunas de Maspalomas hasta los hermosos rincones del sureste de la isla. 

Duurzaamheid
Sostenibilidad
  • Laat nooit afval, van welke aard ook, achter in de omgeving, ook geen sigarettenpeuken. Voedselresten dragen bij tot de verspreiding van knaagdieren en verwilderde katten, die op hun beurt een ernstige bedreiging vormen voor in het wild levende dieren.
  • Gebruik afvalbakken en werp, voor zover mogelijk, eerder gescheiden afval in de daarvoor bestemde container.
  • Werp geen voorwerpen of afval van welke aard ook weg in zee.
  • Respecteer de dieren, val ze niet lastig en voer ze niet. Als u een gewond dier ziet, kunt u het alarmnummer 112 bellen. Pluk geen bloemen of planten.
  • Raap geen stenen of andere voorwerpen uit de natuur op en neem ze ook niet mee. Gelieve ze niet te stapelen om de helaas beroemde "torens" te maken.
  • Wijk in natuurgebieden en op uitkijkpunten niet af van de paden of van de gebieden die zijn voorbehouden aan personenverkeer.
  • Respecteer het historisch en cultureel erfgoed op de locatie, alsook het openbaar meubilair en de elementen die beschikbaar zijn gesteld voor bezoekers, zoals informatiepanelen of telescopen en verrekijkers.
  • Rijd voorzichtig en verantwoord.
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